¿Cómo resumir la historia de 520 millones de personas? ¿Cómo condensar en un libro 112 años de historia del movimiento pentecostal y carismático? ¿Cómo narrar los 100 años de historia de las Asambleas de Dios en el mundo y los 50 años de historia en España? Déjeme que le cuente una historia: un niño observa unos zapatos desgastados sobre una erosionada plataforma de madera. Al fondo se escuchan algunos himnos; la música del órgano intenta engañar al frío que se cuela por todas partes en la inmensa carpa amarilla. El predicador termina su mensaje y un centenar de personas avanza hacia el frente, mientras las voces de algunas mujeres siguen entonando viejos himnos de perdón y de redención. El niño también se aproxima. Desde su pequeñez observa la gran figura del predicador, que le parece un gigante, pero le llaman la atención los zapatos. Desgastados, pero limpios, esos zapatos tienen muchas cosas que contarle: sueños y frustraciones, milagros y esperanzas que no llegaron a cumplirse. Cuando el niño levanta la vista ya han pasado treinta y cinco años; los gigantes se han convertido en hombres, pero él sigue mirando sus zapatos: ellos le indicarán el camino.

Los zapatos del predicador

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¿Cómo resumir la historia de 520 millones de personas? ¿Cómo condensar en un libro 112 años de historia del movimiento pentecostal y carismático? ¿Cómo narrar los 100 años de historia de las Asambleas de Dios en el mundo y los 50 años de historia en España? Déjeme que le cuente una historia: un niño observa unos zapatos desgastados sobre una erosionada plataforma de madera. Al fondo se escuchan algunos himnos; la música del órgano intenta engañar al frío que se cuela por todas partes en la inmensa carpa amarilla. El predicador termina su mensaje y un centenar de personas avanza hacia el frente, mientras las voces de algunas mujeres siguen entonando viejos himnos de perdón y de redención. El niño también se aproxima. Desde su pequeñez observa la gran figura del predicador, que le parece un gigante, pero le llaman la atención los zapatos. Desgastados, pero limpios, esos zapatos tienen muchas cosas que contarle: sueños y frustraciones, milagros y esperanzas que no llegaron a cumplirse. Cuando el niño levanta la vista ya han pasado treinta y cinco años; los gigantes se han convertido en hombres, pero él sigue mirando sus zapatos: ellos le indicarán el camino.