El problema más grande del siglo 21 no es la falta de recursos, sino la falta de esperanza.
Definitivamente, el hombre moderno carece de esperanza.
En todos los rincones de la tierra notamos que abunda la guerra, el terror, la calamidad, la pobreza, la maldición y el sufrimiento.
Los estudiosos se preguntan: ¿Acaso habrá alguna esperanza para esta generación? Creo que esta pregunta nos involucra a todos.
¿Recuerda al hombre que se acercó a Jesús para pedir ayuda por su hijo que se encontraba endemoniado?
Aquel padre dijo: Señor, si puedes hacer algo,¡ayúdame!
El Señor le respondió: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.
La familia fue totalmente transformada al recibir esa respuesta ya que produjo cambios en la manera de pensar y de hablar.